En basamentos de oro
sustentadas
Las montañas se
elevan hasta el cielo
Y, de sus cimas, el
cóndor alza el vuelo
Hacia las claras
regiones azuladas.
Con sus límpidas
aguas argentadas
En áureo lecho se
duerme el riachuelo;
mil riquezas ocultas
guarda el suelo
a la humana codicia
reservadas.
A su rara beldad nada
le falta:
La tersa nieve que la
cumbre esmalta,
Templado clima y
tropical hechizo.
En esta tierra
sublime y deslumbrante
Halló la pobre
humanidad errante
La pérdida heredad del Paraíso.